¡Por fin una bolsa de labores!

Os lo podéis creer: una consumada y creativa quilter como yo que lleva dadas más puntadas que la modista de Sara Montiel, transporta las cosas de costura en bolsas del Mercadona, cajas de zapatos y otros cutres contenedores por el estilo. He intentado varias veces hacer una “glamourosa” bolsa pero se siempre se han quedado a medias o han sido reconvertidas en otros objetos porque no me gustaban.
Pero hoy he sentido una especie de urgencia y de pronto, como por mediación de alguna musa para quilters, milagrosamente, he cosido las dos caras de la bolsa. Por un lado he colocado un bordado que hice cuando era joven, un jarrón con girasoles que estuvo unos años en la pared de mi casa pero que ya había sido sustituido por cosas más de mi gusto actual. Por el otro un bloque con una mariposa azul que me hizo mi amiga Bea Souto y una inicial que me bordó mi hermana Pepa. Unos retales de telas por aquí, otros por allá y ¡voilà!: una preciosa bolsa para llevar las mil y una chorraditas que llevamos las cosedoras a todas partes. Mañana en clase buscaré una tela para el forro, los laterales y el fondo, y la cremallera, las asas y esas cosas.
¡Estoy contentísima!